viernes, 21 de enero de 2011

Escultura chavinense

  LANZÓN MONOLÍTICO
Hecho en granito con una altura de (4.53m) representa al Jaguar, es un monolito de granito blanco alargado, erguido, enclavado en el suelo. Está decorado con técnica bajo relieve y diseñado para ser visto en todo su alrededor. Presenta a un personaje antropomorfo de pie, con rasgos felinos, con el brazo izquierdo pegado al costado y el derecho levantado. Sus manos están representadas como garras, al igual que sus pies. El ROSTRO FELINOIDE muestra la nariz gruesa, labios abultados con los extremos vueltos hacia arriba. De los extremos del labio superior emergen sendos colmillos conformando la "BOCA ATIGRADA", dedos con garra de felino, alas con cabeza de serpiente, y rostro fiero con atributos felinos, lleva aretes, pectoral y túnica flecada, pero no porta cetros. Cejas y cabello están convertidos en serpientes, y el ojo, redondo y sin párpados, presenta la pupila mirando hacia arriba, Su cuerpo humano, viste una camiseta y un faldellin provisto de un cinturón de serpientes. Como adornos lleva un collar trenzado y un par de orejeras. La típica cara felinoide, vista de perfil, se repite diez veces en el tocado y siete en el faldellín. Lo llamo lanzón el estudioso José Toribio Polo en el siglo XIV. 
OBELISCO DE TELLO
El Obelisco Tello es un pilar de granito de 2.52 m, de corte trapezoidal, Lo halló Trinidad Alfaro en 1908 y lo trajo a Lima en 1919. Está finalmente esculpido en las cuatro caras.
Representa a una divinidad compleja: la unión de dos caimanes.
En toda su superficie se representan multitud de otros elementos: hombres, aves, serpientes, felinos, plantas (calabaza, ají, maní, yuca), etc... El monstruo divino parece alimentarse de todos ellos. Es difícil perfilar el detalle en este maremágnum de figuras, pero aparecen aspectos que son comunes a las representaciones escultóricas Chavín.
La divinidad presenta labios gruesos, con afilados dientes que sobresalen de su boca. Otras bestias presentes se muestran también con ese patrón, el de “boca atigrada”, tan característica de Chavín. Las extremidades de la divinidad están provistas de manos-garra, con largas uñas.   ESTELA RAIMONDI

Es un monolito que corresponde a la época tardía de Chavín. Representa al Dios Wiracocha. Fue descubierta por un campesino del lugar en el siglo XIX y llevada a Lima por Antonio Raimondi en 1873.
Se trata de una losa de granito de 1.98 m de lado por 74 cm de ancho, trabajada en plano relieve en una sola de sus caras.
Representa a una divinidad antropomorfa felinizada, de pie, con sus brazos abiertos sosteniendo en cada uno de ellos una vara o báculo. Esta representación aparecerá en otras culturas andinas precolombinas posterior a Chavín. La clásica “divinidad de los dos báculos".
La figura divina presenta cabeza rectangular, cabellos transformados en serpientes, “boca atigrada” y ojos con pupila excéntrica, mirando hacia arriba, y lleva un tocado complejo, pectoral y faldellín con cinturón de serpientes, que recuerda a la bestia de El Lanzón en el templo viejo de Chavín de Huantar. Aparecen también animales con sentido decorativo.  CABEZAS CLAVA Las Cabezas Clavas Representaban a Humanos Felinizados, son de distintos tamaños. Presentan en todos los casos una estructura alargada en su parte posterior a través de la que son insertadas como un clavo en los muros destinados a su exposición. En unos casos presentan rasgos antropomorfos, y en otros felínicos, al estilo de la figura del Lanzón: "boca atigrada" con colmillos; agnática, es decir sin mandíbula; y cabello capilar convertido en serpientes.
Se trata pues de cabezas trofeo reproducidas en piedra a modo de remota influencia de la selva. Los arqueólogos las han llamado así, debido a que por la parte de la nuca tienen una prolongación a manera de clavo que las inserta en el muro. Todas son antropomorfas, zoomorfas o mitológicas, estilizadas y con propensión a retratar características felínicas.
Las cabezas clavas fueron los guardianes del castillo de Chavín.
  

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